Aprender para qué: La respuesta que siempre se nos ha dado, la que seguimos dando a nuestros jóvenes resulta cada vez menos creíble: Para conseguir un trabajo bien remunerado, para ser alguien en la vida...
Son frases que siempre se han dicho pero que ya no podemos seguir emitiendo con la misma seguridad.
Futbolistas, youtubers, cantantes, políticos, presentadores de televisión... Si hiciéramos un estudio serio veríamos que entre las personas de éxito que muestran los medios de comunicación no debe haber más de un 5 ó 10% de titulados universitarios. Cuando en los medios traen a un experto o científico en algún tema siempre es un baboso, un lunático, un mendigo: Quiero decir que es alguien básicamente que va a la televisión sin cobrar. Un ser digno de lástima, un menesteroso a quien los medios de comunicación conceden el don de darle audiencia (como antaño los reyes soberanos) para que suelte sus lastimosas tonterías.
Esto que acabo de exponer no hace falta exponerlo: ya lo sabe todo el mundo y los que mejor lo saben son los jóvenes. Ellos también pueden percibir claramente el mármol impoluto con que nos reciben los bancos frente a las sucias pareces pintarrajeadas de los colegios.
Ya nadie se cree que aprender sirva para algo práctico. Y los que menos se lo creen son los jóvenes... no, ya no es un discurso creíble. Es necesario componer uno nuevo o consagrarse abiertamente a las bondades de la ignorancia.
Yo aprendo para ser humano, para maravillarme de lo que es el hombre, de la cantidad de cosas de la naturaleza que ha conseguido estudiar y dar cuenta de ellas científicamente.
Y también aprendo porque creo que en ese tipo de libertad. La libertad que se obtiene aceptando algunas cadenas, me parece que es una libertad más verdadera que la libertad del mero dinero o del mero poder sobre otros. Pero la verdad que mi argumentación es muy difícil puesto que no hablo de éxito social o económico si no de un éxito personal, íntimo. Entonces parece que más que éxito hablo de orgullo o engreimiento personal. No creo que hable de eso, lo que pasa es que hay varios tipos de éxito además de aquel del que hablan los medios de comunicación que en todos los casos tiene que más ver con la envidia que con la salud, la bendición divina o el beneplácito gubernamental o del país o comunidad a la que pertenecemos. Tiene que ver con la envidia porque el gobierno lo conformas empresas que no quieren súbditos si no consumidores. Hemos pasado de ser súbditos de un rey a ser consumidores de la sociedad capitalista, por eso se ha dado una transmutación tan brusca en nuestra escala de valores, entre lo que consideramos importante en la vida.
No está claro lo que hace falta para llegar al éxito en nuestra sociedad, no está nada claro, lo que si que está claro es que no es trabajando ni estudiando. Aún así yo creo que es mejor trabajar y estudiar. No sé por qué lo recomiendo pero lo recomiendo. Me parece que en última instancia tiene que ver con la salud mental, con la estabilidad emocional... no lo sé porque pero recuerdo que desde muy niño los adultos que despertaban mi simpatía, los que mejor me caían de todos, eran siempre gente que trabajaba; gente que había decidido dar su fuerza de trabajo (física o intelectual) a los demás, a la comunidad humana, en vez de quedársela para ellos.
Bueno, he mentido, sí que sé porqué lo recomiendo, porque a mí me lo han recomendado mis amigos: Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Óscar Menassa, Saadí de Shiraz -de este último recuerdo un verso que dice: "Ve a trabajar y no digas ¿Qué es eso de trabajar? Que el trabajo es fuente de riqueza eterna". Y de Sor Juana Inés de la Cruz me acuerdo un verso que dice: "prefiero poner riquezas en mi entendimiento que poner mi entendimiento en las riquezas".- Si, a mí los que siempre me han causado más simpatía, mis grandes amigos siempre han sido los poetas, los sabios; a los hombres del día a día los quiero y necesito, pero a quienes sigo y escucho es a los sabios, maestros y poetas; y ellos siempre recomiendan aprender, embellecer el espíritu, crecer, hacerse cada vez más humano en vez de los que nos dicen las autoridades burguesas que nos recomiendan ser cada vez más animales, más consumidores.
Kepa Ríos Alday