martes, 17 de mayo de 2011

NOTICIA SOBRE ABUSOS SEXUALES EN LA IGLESIA

En referencia a la noticia que he leido hoy en El País:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Vaticano/ordena/conferencias/episcopales/luchar/plaga/abusos/elpepusoc/20110516elpepusoc_3/Tes#EnlaceComentarios
Comparando el número de agresiones sexuales que se producen dentro de la iglesia católica, con las que se producen en cualquier otro colectivo sea religioso, político, etc. En la iglesia católica el número de casos es desproporcionadamente mayor. No se puede suponer que esto sea casual ni que se deba a los individuos que integran el grupo eclesiástico católico. ¿Por qué la iglesia no se plantea modificar su concepción de la sexualidad y el amor? Le haría un gran bien a la humanidad y a si misma.
Con que se psicoanalizaran el Papa y los obispos, estoy seguro que veríamos cambios sensibles en muy poco tiempo. Además, la iglesia sería más fuerte y más respetada por la sociedad. Actualmente todo el que lleva a su hijo a un colegio de curas tiene, o debería tener, un cierto temor de que su hijo sea objeto de abusos sexuales. Esto ya es un hecho. Basta preguntar en cualquier entorno. Hasta los que tienen los hijos en colegios de curas confiesan que ya se han planteado el tema, que alguna vez les a preocupado... Si no es capaz de cambiar profúndamente, la iglesia tiene los decenios contados.
Pienso que el psicoanálisis podría ayudar a la iglesia a ser más respetuosa con los deseos de sus sacerdotes. Porque, el deseo, si se dice, si se tolera, es una frase, un sueño, un acto fallido, un chiste... perféctamente comprensible en cualquier preceptor que trabaja con chicos y chicas jóvenes, que muchas veces son tan bellos; pero si se trata de reprimir absolutamente, se estigmatiza, se puede llegar a producir un crimen, o una agresión o abuso sexual; como está pasando ya en tantos casos.

Saludos cordiales
Kepa Ríos Alday

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo fui a un colegio de curas, del opus, y lo de los abusos estaba a la órden del día. Yo no los sufrí nunca, pero todos sabíamos que había compañeros que si se portaban mal tenían castigos secretos. Ahora me doy cuenta de en qué consistirían esos castigos.